STORYTELLING: LA HISTORIA DE CÓMO MI MAMÁ SE CONVIRTIÓ EN MI HEROÍNA
- andreaballivián
- 28 jul 2020
- 3 Min. de lectura

Eran las 11:45 a. m. cuando mi mamá me estaba peinando en el balcón de la casa de mi tía Milenka. El motivo de nuestra visita a la ciudad de La Paz, era una conferencia cristiana organizada por “Ekklesía”; en ese tiempo era la iglesia más concurrida y la más famosa de Bolivia.
Aquel viaje planificado para un descanso familiar y retiro espiritual, resulto ser todo lo contrario. La historia de mi familia fue marcada para siempre aquel verano del 2006 y sobre todo para mi vida. No fue fácil para una niña que apenas terminaba kínder, ver como las circunstancias marcaban la situación más difícil que un infante puede vivir: presenciar la lucha entre la vida y la muerte de una madre.
Mi familia fue cristiana desde el principio, aquel viaje era importante para mis papás, pero si iban a saber lo que sucedería, quizá jamás lo hubieran llevado a cabo. Un día antes de aquel incidente, estábamos en el concierto de Alex Campos, un cantante reconocido en el mundo cristiano. Aquel fue el primer concierto al que asistí, y curiosamente, solo fuimos mi mamá y yo; aquella noche ambas disfrutábamos de nuestra compañía.
A la mañana siguiente, desperté ansiosa por jugar con mis primas y le pedí a mi mamá que se apurara en peinarme. Ella, esa mañana estaba con poca paciencia, por lo cual, entre caprichos míos y reproches de mi madre, de un momento a otro se quejaba de un profundo dolor en la cabeza y repentinamente, se desvaneció por el suelo.
Aún sin acabar mi peinado, con una parte de mi cabello recogido y la otra parte suelta, me asusté al ver a mi madre en el piso sin movimiento alguno. Empecé a gritar y pedir ayuda, mis primas creyeron que estaba exagerando, pensaban que se trataba de algo de poca importancia. Pero eso cambió, hasta que vieron mi semblante asustado y con lágrimas en los ojos. Grité a mi tía para que ayudará a mi mamá, y ella rápidamente corrió a ver lo que sucedía con ella.
Sin saber realmente lo sucedido, mis primas me consolaban y me decían que todo estaba bien. A los pocos minutos, mi papá llegó de la reunión dominical con mi hermana mayor, y de inmediato salió con mis tíos para llevar a mi mamá al hospital más cercano.
Luego de unas largas horas de miedo mezcladas con tristeza, llegó mi tía, y me dijo que mi mamá había sufrido un coma, pero que todo estaría bien. No entendía mucho, pero tenía esperanza de que ella mejoraría.
Pasaron ocho días largos, los cuales mi mamá no despertó. Ella habría sufrido una grave ruptura de aneurismas, en la región occipital de su cerebro, y necesitaba ser intervenida quirúrgicamente, pero ante la escasez de médicos especializados en neurocirugía en Bolivia, la familia de mi mamá y mi papá tomaron la decisión de llevarla a Brasil, donde radicaban familiares médicos altamente reconocidos en su país.
Después de la cirugía, mi mamá tenía el impedimento de caminar y moverse, le quedó como secuela, hemiplejía en el lado derecho de su cuerpo y ceguera en 75%. Ante esta situación, tuvieron que trasladarla a un hospital de apoyo durante nueve meses, para que pudiera mejorar su condición.
Durante ese tiempo, sin mi mama con nosotros, mi papá, mi hermana y yo nos motivábamos, juntos recuperábamos la fuerza como el ave fénix y esperábamos el día en que ella regresara.
En una amena bienvenida, la noche del 12 de noviembre del 2006 en el aeropuerto, con más de cien participantes, entre pancartas y globos, personas de mi iglesia, familiares, amigos y conocidos esperábamos su llegada.
Ella, definitivamente no era la misma mamá que conocía. Ahora para mí, era mucho más bella, más valiente y especial por haber superado la más fuerte de las batallas.
Desde entonces, es mi mayor ejemplo de superación, un milagro de vida, en el que recuerdo hace un tiempo atrás, doctores nos reportaban que ella no iba a vivir, pero, felizmente, hoy está a mi lado ayudándome a redactar una tarea para Taller de redacción periodística II.
Me encantó la historia, buena redacción Pao
Es una historia bien hecha, muy buena redacción, me imaginé la historia, me encantó.